28 abril 2006

Dos nuevas secciones

Como mi imaginación es infinitamente limitada y mis posibilidades de escribir comentarios librescos son inferiores a mis tiempos para leerlos (la hora de tren es útil para leer, pero sería inverosímil "postear" entre andenes, vendedores ambulantes y apretones de hora pico) he decidido crear dos nuevas secciones.
Serán (si funcionan, claro) dos secciones de vida independiente; o, mas bien, dependiente de los que casualmente visiten este blog y tengan ganas de colaborar.

La primera se llama En mi biblioteca. Pongo en ella un post por libro leído y todavía no comentado. La idea (mi idea; veremos si resulta) es que, quien haya leído la susodicha novela, apunte los comentarios que le merezca. Prometo que, cuando hable del libro en Philobiblon, el comentario será citado o, si cabe, concienzudamente plagiado.

La segunda se llama En la mesa de ofertas. Su objetivo es que propongan libros para que compre y lea (y si quieren donarlos, mejor). Cualquier cosa viene bien. Como habrán notado, no soy demasiado selectivo.

Espero que esto resulte.
Bienvenidos.

12 abril 2006

Esplendor de Portugal (Antonio Lobo Antunes)

El tópico de la reunión que nunca llega a producirse y de todos los hilos del destino que, por ese desencuentro, no llegan a tenderse no es, por cierto, un tema nuevo.
Cercano a la literatura, pero mas común en el cine y el teatro, este tema es casi infinito: el encuentro irrealizado es disparador de múltiples relatos.
De esto trata esta novela.
Tres hermanos que no se juntan en una cena navideña. Tres hermanos que no se ven ni quieren verse. Y que, en el devenir de la trama, argumentan y detallan sus razones.
De allí, tres voces interiores disparadas por esa invitación. Y una cuarta, la madre, que -valga la paradoja- asiste mentalmente a ese desencuentro.

La prosa de Lobo Antúnes es curiosa. Una rara variación de aquella que critiqué aquí.
Poblada de repeticiones casi obsesivas, se parece mucho al decurso laberíntico de la mente.
Esto, por supuesto, hace a la novela algo agobiante; especialmente para quienes estén (¡para quienes estamos!) acostumbrados a la estructura “clásica” de la novela de acción, en la que los sucesos ocurren de manera mas o menos cronológica, y la percepción mental de los personajes es una irrupción excepcional en la línea argumental.

Más allá de esta observaciones “estéticas” (si es que esta palabra puede usarse, validamente, en este caso) hablemos de la trama, del contenido de esta novela.
La trama es oscura y truculenta. Los protagonistas acumulan, y relatan, y sospechan desgracias y mas desgracias.
Sus vidas están en un punto en el que no ven mas que pesadillas. Se han convertido en pesadillas... vivientes. Todo lo que podía haber salido mal, salió peor.
Es un recurso literario efectivo hacer de un personaje o de un grupo de personajes el arquetipo de cierta realidad que el autor quiere mostrar. Así, por ejemplo, el autor "toma" una familia y atribuirle a sus integrantes virtudes y vicios que son el signo de los vicios y virtudes de todas las familias "reales" de esa clase y condición.
Pero este caso es, en cierto sentido, al revés. En efecto, toda familia tiene sus desgracias, sus secretos inconfesables y sus miserias. E inventar una familia para mostrar esta realidad es, como dije un excelente recurso (aunque a veces puede resentirse un tanto la "credibilidad" de los personajes).
Pero Lobo Antunes fuerza aquí la nota.
Esta familia no tiene una desgracia arquetípica.
Las tiene todas juntas.
Todas.